Mantener los sistemas de riego es clave antes del verano

El fin de las heladas abre un período clave para que agricultores y empresas ajusten sus sistemas hídricos. Mantención preventiva, capacitación y provisión de insumos son factores críticos para la continuidad y eficiencia.

Internacionales28/09/2025Jose CasadoJose Casado

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Maule, Chile -/ Con el fin de las heladas invernales y el inicio de un nuevo ciclo agrícola, septiembre se transforma en el momento decisivo para que los productores locales comiencen a planificar la temporada de riego en Chile.

El proceso será especialmente crítico en 2025: según la Dirección General de Aguas, el déficit hídrico promedio alcanza el 25%, con caudales de ríos con disminuciones de hasta un 68% y una sequía estructural que afecta el almacenamiento de embalses y el suministro hídrico en diversas zonas.

En este escenario, las heladas no solo marcan el cierre del invierno, sino que también evidencian la fragilidad de los sistemas productivos frente a la falta de agua. En regiones como Ñuble, se registraron temperaturas de hasta -9,3 °C, un golpe especialmente duro para cultivos debilitados por la escasez hídrica. La sequía prolongada reduce la capacidad de las plantas para resistir el frío y, al mismo tiempo, limita las reservas de agua disponibles para el riego en primavera.

Esta doble presión —climática e hídrica— obliga a los agricultores a iniciar la temporada con una planificación más rigurosa y a optimizar cada litro de agua disponible para garantizar la continuidad de sus producciones. “La experiencia muestra que el inicio de la temporada de riego sin una preparación técnica adecuada puede significar fallas costosas en plena producción”, explica Marco Quezada, ingeniero agrónomo y gerente técnico de Dripsa, compañía chilena especializada en soluciones de riego tecnificado.

Un sistema de riego funciona como un motor de precisión: requiere ajustes y mantenciones regulares para operar al máximo rendimiento. En su conjunto, es un factor crítico de productividad y competitividad. Algunas de las acciones claves en esta tarea son la inspección técnica de equipos como filtros, bombas y conexiones; la evaluación del desempeño de la temporada anterior; la capacitación de los operarios y la compra anticipada de repuestos críticos.

“Aunque básicas, estas medidas permiten evitar detenciones imprevistas y asegurar la continuidad del riego en los meses de mayor demanda”, afirma el experto, quien enfatiza que la planificación temprana es una herramienta técnica esencial para la sustentabilidad de la industria de producción de alimentos local en la era de la crisis climática.

Desde Dripsa remarcaron que, de acuerdo al último Balance Hídrico Nacional, algunas cuencas del país podrían registrar hasta un 50% menos de disponibilidad de agua hacia 2030.

Mantenimiento y revisión de equipos

Según el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), la incorporación de nuevas tecnologías de riego puede aumentar la rentabilidad social del sector agrícola entre un 15% y 25% por cada peso invertido. Herramientas basadas en manejo digital, sensores y automatización no solo optimizan la distribución del agua, sino que también fortalecen la capacidad del agro chileno para enfrentar la sequía y el cambio climático, asegurando continuidad productiva en escenarios cada vez más complejos.

En este contexto, la eficiencia comienza por la mantención preventiva. Septiembre es la etapa ideal para revisar sistemas antes de que la demanda hídrica se intensifique. “Más del 40% de las fallas que atendemos en plena temporada se deben a la falta de mantenimiento. Un filtro obstruido o una bomba mal calibrada puede significar pérdidas de agua y energía muy costosas”, señala el ejecutivo de Dripsa.

La recomendación técnica apunta a inspeccionar y calibrar filtros, válvulas y conexiones, junto con medir caudales y uniformidad de riego para detectar debilidades. Estas acciones no solo reducen el riesgo de estrés hídrico en los cultivos, sino que también pueden mejorar hasta en un 25% la eficiencia de los sistemas. “Un sistema mal ajustado no solo encarece la operación, también compromete la productividad de todo el predio”, enfatiza Quezada, subrayando que invertir en mantención preventiva es mucho más eficiente que enfrentar fallas en plena temporada.

Capacitación y gestión anticipada

Para 2050, la producción agrícola mundial deberá aumentar un 70% para alimentar a más de 10 mil millones de personas, pero la disponibilidad de agua será menor por el cambio climático y la competencia con otros sectores, según advierten organismos internacionales como Naciones Unidas, la FAO o el Banco Mundial. La agricultura, que hoy consume siete de cada diez litros del agua dulce global, tendrá que producir más con menos, lo que hace indispensable avanzar en eficiencia, tecnología y gestión hídrica profesional.

En este desafío, la preparación y la gestión anticipada son tan relevantes como la infraestructura. La formación técnica de los operarios en diagnóstico y reparación básica permite resolver fallas en minutos y no en horas, reduciendo pérdidas productivas. A ello se suma la planificación de insumos: contar con filtros, válvulas y repuestos a tiempo evita paradas costosas y asegura la continuidad del riego en plena temporada.

“La eficiencia hídrica no depende solo de la tecnología, sino también de la planificación, la mantención y el capital humano detrás de cada sistema de riego. El 2025 será una prueba decisiva para nuestra agricultura”, concluye el especialista de Dripsa Marco Quezada. (SoloRiego)

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