Con riego y tecnologia el norte de San Luis no tiene techo

El margen de crecimiento en la productividad de la alfalfa tiene un techo muy alto en el norte de San Luis. Una jornada técnica, que incluyó visitas dinámicas a dos establecimientos privados, dejó como conclusión que la genética juega un papel fundamental, pero también el uso eficiente y oportuno del riego junto con la tecnificación en maquinarias para subir más escalones.

Más de 50 productores, algunos de San Juan, técnicos y estudiantes participaron de un encuentro que fue un éxito en términos de compartir conocimientos y experiencias para mejorar el cultivo de alfalfa y en el que hubo un consenso en que el riego es fundamental para aumentar la productividad en la zona. 

La segunda jornada dinámica en alfalfa fue organizada por la Agencia de Extensión Rural del INTA Quines, con el auspicio de la Sociedad Rural del Norte, la empresa Alfavita, Agrozal, Lembo Maquinarias y el Consorcio de Regantes Quines-Candelaria.

El reconocido especialista Ariel Odorizzi, del INTA Manfredi, también resaltó la brecha entre la producción actual y la potencial, enfatizando la necesidad de mejorar la genética y la tecnificación.

La presentación de Jorge Isabetini, propietario de Alfavita y principal exportador de pellet de la forrajera del país, demostró que hay un gran potencial para mejorar la producción de alfalfa en el norte de San Luis, donde la reserva subterránea de agua equivale a tres diques La Florida.

Andrada y su colega del INTA Quines expusieron sobre el proyecto local de riego llamado "Apoyo técnico organizativo de productores regantes del norte de San Luis", con el que se busca mejorar la eficiencia del riego y el acceso al recurso hídrico en la región.

El trabajo tiene como objetivos mejorar la eficiencia del riego a nivel predial, generar información pública para productores, promover buenas prácticas agrícolas integradas al riego y desarrollar tecnologías para el uso eficiente del riego.

Entre los avances que muestra el proyecto, se destaca la conformación de un equipo de gestión con expertos en riego, suelo y sociología; se ha identificado un predio para la finca escuela, donde se realizan mediciones y pruebas, y se obtuvo instrumental para la caracterización de los sistemas de riego.

“Con las visitas a los establecimientos La Soñada y La Chilca pusimos en valor todas las tecnologías, desde el mejoramiento genético, el riego, manejo, la tecnificación y operación en máquinas, con la idea de hacer los aportes para eficientizar el cultivo de alfalfa”, explicó Andrada durante la recorrida.

El profesional destacó que “el techo” para la producción de alfalfa en el norte está muy alto y que eso lo demuestra la planta de Alfavita, instalada en Candelaria.

La firma comenzó dedicándose a la producción de alfalfas bajo riego en esa localidad. En 2005, adquirió nuevas tierras y comenzó con la producción de rollos y fardos, incorporando maquinarias de última tecnología en los procesos de corte, recolección y procesamiento de la forrajera, obteniendo productos de excelente calidad. 

“Fiel a nuestro estilo emprendedor y en la búsqueda de un crecimiento sostenido, continuamos incrementando la superficie implantada con alfalfa e innovando tecnológicamente de manera constante, tanto en los sistemas de producción como en la planta industrial”, describió Isabettini.

En 2010, comenzaron con la producción de megafardos de alfalfa. En 2011, instalaron su primera planta de pellets que contaba con una producción de 3 toneladas por hora. Para 2020, adquirió la planta de producción de cubos de alfalfa de última tecnología. Y en 2021, renovó su planta de pellets incorporando la última tecnología del mercado. 

Actualmente, cuenta con más de 1.000 hectáreas implantadas con alfalfa bajo riego, una capacidad productiva de pellets y cubos de 8 toneladas por hora cada uno, y con un equipo de trabajo de más de 50 personas altamente capacitadas. 

La empresa también trabaja de manera indirecta con más de 130 personas de forma continua: “Gracias a todo esto es que hemos logrado posicionar nuestra marca de pellets y cubos de alfalfa Alfavita en más de 17 países, transformándonos en el principal exportador de esos productos de Argentina”, describió. 

Entre los representantes de entidades estuvieron Hugo Bernasconi, director del INTA San Luis; Eliana Mercado, jefa del INTA Quines; Santiago Aguilera, vicedirector de Agrozal; Pedro Bidoggia, presidente del Consorcio de Regantes Quines-Candelaria, y Hugo Díaz Flores, presidente de la Sociedad Rural del Norte, entre otros.

“Somos conscientes de que hay mucho para trabajar y lo demostró el genetista de INTA Manfredi al explicar la brecha entre lo actual y lo potencial en la alfalfa; hay muchas cosas en las que se puede trabajar y es ahí donde la genética tiene que ir mejorando y haciendo sus aportes”, indicó Andrada. 

De todos modos, destacó que esa zona cuenta con riego y que lo consideran clave para mejorar la potencialidad, tanto en sistemas de riego superficial como por aspersión: “Si bien las eficiencias se mejoran, el techo que tenemos es alto y bienvenido sea que tengamos un techo alto, porque hay mucho para mejorar todavía”. 

Marcelo Lembo, dueño de Lembo Maquinarias, mostró el funcionamiento de una cegadora tambor que antiguamente había acá en Argentina y que se dejaron de fabricar. Desde 2016 que las viene importando y hoy tiene alrededor de 400 máquinas trabajando en Villa Dolores, San Juan, Río Negro, Catamarca, Neuquén, Salta, Esquel y San Luis

“Es una máquina muy sencilla y comparada con las de platillo, como la Magneto 60-20 o la Yommel Moscato 2000, la ventaja que posee es que tiene un eje de mando con una corona y un piñón recto, que mueve dos patines ‘locos’ que duran entre 1.500 y 2.000 hectáreas”.

Y otra virtud que tiene esta máquina es que al trabajar a 1.600 vueltas y tener cuatro cuchillas, está realizando 6.400 golpes por minuto, mientras que con el otro modelo se hacen 5.400 golpes por minuto. Eso permite tener un corte más neto y un rebrote de alfalfa mucho más rápido: “Entre corte y corte, más o menos, te ganás 3 o 4 días”.

La primera salida a campo fue al establecimiento La Soñada, de Flavio Ibarra, quien con su socio Mario Alume desarrolla una producción que incluye varios lotes con alfalfa para uso propio en recría y engorde a corral.

Los puntos claves que surgieron de esa recorrida fueron que la alfalfa tiene un período de alta calidad entre agosto y noviembre; el riego estratégico es crucial en períodos de sequía; la enfermedad del pulgón es un problema común en la región; el manejo adecuado de la forrajera es fundamental para mantener su calidad y cantidad, y el norte de San Luis tiene mayor potencial de producción que Villa Mercedes, debido a la disponibilidad de agua y menor humedad.

Los temas discutidos allí incluyeron la importancia del aforo y la medición del agua para optimizar el riego, el análisis de la pendiente regional y su impacto en el riego; adaptaciones realizadas por los productores para mejorar la eficiencia del riego, y análisis de la cantidad de plantas y la cobertura en el cultivo de alfalfa.

Andrada advirtió, además, sobre la importancia del antecesor en la implantación de un lote con la forrajera, la variedad de alfalfa utilizada y el análisis de la evapotranspiración y su impacto en el riego. Agregó que la cantidad de agua utilizada es crucial para optimizar el riego y que la pendiente regional puede afectar su eficiencia.

La segunda parada fue en un impecable lote de alfalfa de cinco años en el establecimiento La Chilca, donde su responsable, Hernán Alonso, explicó que todo el campo está destinado a la producción de la valiosa pastura.

En el lugar hubo una descripción del sistema de riego utilizado (aspersión por pivot); caracterización del sistema de riego y comparación con otros mecanismos; importancia del manejo del riego y la fertilización para la calidad de la alfalfa; uso de tecnologías para monitorear y controlar el riego; experiencia con un quemador de cucuta para controlar malezas; importancia de la genética y el manejo en la producción de alfalfa, y un análisis de la calidad de la forrajera producida en el establecimiento. (SoloRiego)