Gestionar el agua a través de las ‘cleantech’

El eficiente manejo del agua en el sector agrícola es una de las soluciones para hacer frente a la escasez de este recurso natural. La empresa argentina Kilimo trabaja para ello utilizando la inteligencia artificial y un enfoque de acción colectiva gracias a la colaboración con empresas como Microsoft, Coca-Cola, Google o Amazon.

Actualidad06/11/2024 Laura Lugones

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Ante la escasez de un recurso hay dos opciones: buscar nuevas fuentes de ese recurso y/o gestionarlo de manera más eficiente. Cuando se trata del agua, ambos enfoques son necesarios. Ello se hace evidente cuando leemos los datos de la Unesco anunciando que se espera que la demanda de agua continúe aumentando a un ritmo del 1% hasta el 2050 mientras la escasez hídrica se hace endémica.

Uno de los sectores a donde se dirigen las miradas cuando se piensa en la gestión eficiente del agua es al agrícola, debido a la alta demanda de los cultivos de regadío. En este artículo de soluciones profundizamos en el trabajo que la empresa argentina Kilimo hace para fomentar un uso eficiente del agua en la agricultura gracias a la inteligencia artificial y a un modelo de negocio basado en la acción colectiva.

Porque la innovación es clave para luchar contra las consecuencias del cambio climático. En concreto las soluciones que nacen a partir de las cleantech, también conocidas como tecnologías limpias, que contribuyen a la sostenibilidad y al medio ambiente –como Kilimo– y engloban tanto la reducción de las emisiones a la atmósfera como la protección de la biodiversidad o el tratamiento del agua. Según datos de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), se prevé que esta innovación tecnológica –que entidades como BBVA apoya a través de una unidad global creada ad hoc para financiar las cleantech– mueva alrededor de 650.000 millones de dólares en 2030.
 
El desafío de los regadíos
Ante la escasez de precipitaciones debido al cambio climático, la necesidad de suministrar agua artificialmente a los cultivos a través del riego ha aumentado. Según datos de Naciones Unidas, el 70% de las extracciones de agua dulce a nivel mundial se destinan a la agricultura y el 25% de las aguas subterráneas se dedican al riego. En España, la demanda hídrica del sector agrícola es del 80%.

Pero el problema con el riego no está solo en su alta demanda hídrica sino también en las pérdidas de agua que se producen debido a los sistemas o al estado de las instalaciones. Según datos del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, en nuestro país las pérdidas de agua destinada al riego llegaron a alcanzar entre el 30% y el 40%.

En América Latina el desafío no es menor. En Argentina, donde nace Kilimo, y en particular en el departamento de Mendoza, la eficiencia de los sistemas de riego no llegaba a la mitad del agua utilizada. En Chile, que arrastra una escasez hídrica desde hace 14 años, las pérdidas de agua por filtraciones en los canales de riego se estiman entre el 20% y el 30%. Más allá de la falta de lluvia, los expertos advierten de que es necesario un cambio de paradigma en el manejo del agua en el sector agrícola para hacer frente a la situación.
 
En la última década, se han desarrollado diversas tecnologías para predecir la demanda de agua de riego utilizando estadísticas e inteligencia artificial. Pero, como señala Emilio Camacho, catedrático de la Universidad de Córdoba y miembro de la Asociación Española de Riegos y Drenajes (Aeryd), “la predicción real de la demanda de agua de riego es un desafío complejo debido a la variabilidad temporal y espacial de los factores que influyen en el uso del agua”. Entre esos factores están las condiciones meteorológicas, el tipo de cultivo, las prácticas agrícolas, las características del suelo y el componente humano.

Creando guardianes del agua 
En 2014, Jairo Trad y Juan Carlos Abdala, tras un intento frustrado de introducir tecnología a la agricultura cuando se conocieron estudiando ingeniería en computación en la Universidad de Córdoba, Argentina, decidieron intentarlo de nuevo. En aquel primer proyecto trataron de introducir hardware, pero el equipo era costoso y requería de mantenimiento frecuente, lo que en el campo se complica todavía más teniendo en cuenta los daños que pueden causar a los dispositivos las tormentas o los animales curiosos. Ahora se unían al equipo Rodrigo Tissera, ingeniero agrónomo; Tatiana Malvasio, licenciada en comunicación social, y un elemento más: el agua. Tenían los ingredientes de lo que querían hacer –tecnología, agricultura y agua–, pero todavía no tenían la receta de cómo combinarlos.

Ello animó a Jairo, Juan Carlos y Rodrigo a recorrer Argentina en una camioneta para conocer las necesidades de los agricultores que utilizaban sistemas de riego. De esa experiencia aprendieron las prácticas tradicionales y más innovadoras de riego utilizadas por los agricultores y las limitaciones tecnológicas que estos debían enfrentar. Tras muchos kilómetros y conversaciones supieron lo que necesitaban hacer: desarrollar un software de monitoreo, gestión y control de riego diseñado específicamente para optimizar el uso del agua en el sector agro que fuera sencillo de implementar y económico.

Desde entonces, 2.000 agricultores de Argentina, Uruguay, Brasil, México y Chile utilizan dicho programa llamado Plataforma de Gestión de Riego. Para ello el agricultor necesita una tablet u ordenador desde el que conectarse para ver qué lotes de tierra necesitan agua. Esta información se genera a través del procesamiento de una gran cantidad de datos sobre la meteorología, el suelo y los cultivos. Para la recolección de datos se utilizan satélites, inteligencia artificial y los sensores que pueda tener el agricultor. Un ingeniero agrónomo inicia el proceso con una visita al campo para analizar el suelo y durante todo el proceso acompaña a los agricultores de manera online o presencial ayudándoles a tomar decisiones y elaborando recomendaciones de riego personalizadas según las necesidades reales para cada campo.

Los datos muestran que los resultados varían dependiendo de los cultivos y del clima. Especialmente exitosos han sido los resultados con los cultivos de nogales y de cereza en la provincia argentina de Mendoza, así como con los cultivos de cítricos y aguacate. En el cultivo de nogales de Tupungato, Mendoza, la eficiencia en el uso del agua aumentó el 16%, la eficiencia en el uso de energía eléctrica creció el 8% y se utilizaron 19 litros de agua menos por kilo de nuez producida con el software de Kilimo. Los rendimientos para cada cultivo dependen del contexto e influyen variables como la variedad de la planta, sus años y la localización.

Y es que los ahorros no solo se producen en los metros cúbicos de agua gastados, también en la energía utilizada. Para Camaño, este es otro aspecto fundamental de la modernización de los regadíos: el nexo agua-energía. Algo que en España no se consideró al principio, cuando el único objetivo era el ahorro del agua y la mejora de la eficiencia hídrica. Ello hizo que “muchas comunidades de regantes pasaran a ser dependientes energéticamente”, añade.
 
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Los resultados son especialmente buenos en los cultivos de cítricos, aguacate y nogales. En este último caso, en Mendoza (Argentina), con el software de Kilimo, se utilizaron 19 litros de agua menos por kilo de nuez producida. Foto: Kilimo.
 
Testimonios de los agricultores en el canal de Youtube de Kilimo hablan sobre su experiencia con la plataforma. Francisco Ureta, productor de uva en la Cuenca del Maipo, región de Chile que sufre una sequía desde hace nueve años, destaca que la herramienta de Kilimo les ha ayudado “a tomar decisiones correctamente en base a datos duros”.

Felipe Sánchez, productor de nueces de la zona de Peñaflor, en Chile, lleva utilizando la plataforma de Kilimo desde hace más de tres años. Sánchez destaca el amigable carácter y fácil uso de la plataforma. “Uno puede ir verificando y validando con unos gráficos la disponibilidad de agua en cada uno de los sectores que se tienen contratados con Kilimo. En la medida que uno va corroborando lo que te indica la plataforma con otros datos procedentes de sensores de humedad, por ejemplo, vas viendo que la plataforma indica bastante certeramente cuál es el estado real del huerto. Por ello le he ido cogiendo cada vez más confianza y hoy día para mí es una pieza clave en la distribución de la estrategia de riego y en la aplicación de ella”, explica Sánchez.

Además de la información precisa sobre las necesidades de riego, un riego eficiente también requiere que el sistema sea el adecuado. Por eso, otro de los objetivos de Kilimo es generar eficiencias hídricas implementando sistemas de riego tecnificado. Esto implica reemplazar sistemas de riego tradicionales, como los que funcionan por inundación o rodado, por otros que lo hacen por goteo o por aspersión. Para ello, ofrecen orientación especializada para el uso correcto de los equipos e imparten capacitación continua para que los agricultores puedan adaptarse a los modelos. Los llaman proyectos de conversión agrícola y en la actualidad hay tres en marcha en Chile, uno en Argentina y dos en México.

La calidad de los suelos y, en particular su calidad de absorción, también afectan la eficiencia del riego. En este sentido, Kilimo trabaja en proyectos de agricultura regenerativa enfocados en preservar la salud del suelo con rotación de cultivos y cobertura vegetal para mejorar su fertilidad y capacidad de retención de agua y nutrientes.

Para motivar a los agricultores a que participen de estas soluciones, Kilimo tiene un programa de incentivos. Al inicio, el agricultor paga el software cuyo precio “es accesible para el agricultor”, nos asegura Trad, CEO y cofundador de Kilimo. Este se calcula por hectárea monitoreada y depende del cultivo y país en el que se utilice. Si el agricultor continúa usando la herramienta y mostrando su compromiso con las buenas prácticas de riego, Kilimo les devuelve el 100% de su inversión y les da un pago extra a modo de incentivo por beneficiar con esas prácticas tanto a los ecosistemas naturales como a las comunidades humanas que dependen de ellos al finalizar la campaña agrícola. La cantidad por dichos servicios se calcula por hectárea y también depende del cultivo y del país. “El modelo de incentivos nos permitió avanzar más rápidamente en un mercado como el agrícola donde la adopción de tecnología es muy dificultosa debido a que los agricultores cuentan con muchísimos costos y afrontan altos riesgos en cada campaña agrícola”, señala Trad.

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“La adopción de la tecnología entre los agricultores es aún baja y existe una brecha digital que es necesario romper”, confirma Camacho. El envejecimiento de los agricultores, la formación, el coste de la tecnología y su vida útil, el desconocimiento de las ventajas competitivas que ofrecen la tecnología y un distanciamiento entre las empresas que venden la tecnología y el agricultor son causantes de esa brecha en España. Según una reciente encuesta del Observatorio Nacional de Digitalización del Sector Agroalimentario, las cooperativas y asociaciones juegan un papel importante para incentivar la adopción de la tecnología en el campo, a lo que Camacho añade las ayudas públicas y la formación.

El agua como parte de la agenda empresarial
Además del impacto directo en el terreno, Kilimo va más allá en su compromiso con el agua y la agricultura. En 2020, crearon la Academia de Riego, un espacio educativo gratuito y online que ha capacitado a más de 100.000 agricultores en toda América Latina en prácticas sostenibles de riego. Las lecciones ofrecidas en su página web tratan temas como la utilización de la energía solar en el riego agrícola, el manejo de riego para el cultivo de nogal en altas densidades, y la calidad y acondicionamiento del agua de riego para fertirrigación, entre otras, dentro de sus más de 220 capacitaciones ofrecidas hasta el momento.

Pero el cambio de modelo de negocio en 2021 escaló las posibilidades de impacto para la compañía ya que basó su actividad en la acción colectiva. “Las corporaciones que tienen la meta de ser aguas neutrales o aguas positivas empezaron a jugar un rol importante en nuestro modelo de negocios”, explica Trad. A través de sus proyectos de acción colectiva, Kilimo conecta a empresas con agricultores uniendo esfuerzos para cuidar el agua de las cuencas en las que operan. “Este modelo no solo permite a las corporaciones alcanzar sus metas de seguridad hídrica, sino que a la vez promueve el uso de tecnologías eficientes entre los agricultores”, añade. Las empresas se involucran en la implementación de tecnologías de riego eficientes utilizando la plataforma de Kilimo o en la instalación de equipos de riego tecnificado. Algunas también participan en la Academia de Riego o en la puesta en marcha de proyectos de agricultura regenerativa. En este modelo, Kilimo obtiene sus ingresos de los proyectos en los que invierten las corporaciones.

Trad comparte que entre las motivaciones de las empresas para trabajar con Kilimo en proyectos de acción colectiva está la mitigación de riesgos operativos. La responsabilidad corporativa y la búsqueda de políticas sociales y medioambientales, que incluyen la gestión sostenible del agua y la mitigación de riesgos para el medio ambiente, es otra motivación de las empresas que buscan mejorar su reputación y demostrar su compromiso con la sostenibilidad. También es importante para las empresas compensar su huella hídrica participando en estos proyectos, así como su contribución a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

A la llamada de Kilimo han acudido hasta el momento diez empresas entre las que se encuentran Coca-Cola, Google, Microsoft, Intel y Amazon para participar en diversos proyectos en Chile, Argentina y México. La alianza entre Coca-Cola Chile y Kilimo, por ejemplo, permitió ayudar a 30 agricultores de la cuenca del Maipo a optimizar en hasta un 30% el uso de agua en sus cultivos impactando 4.160 hectáreas.

Aunque como confiesa Trad, el desafío más grande para Kilimo es “que el agua sigue siendo un factor marginal en las estrategias de sustentabilidad de las empresas”. Para motivar la implicación empresarial en el ámbito del agua organizan las llamadas Water Talks, que son charlas con expertos vinculados a este recurso natural.

La dimensión del problema predice un largo futuro para empresas con objetivos como los de Kilimo, para las que el campo de crecimiento (y también los retos) es enorme. “Actualmente estamos trabajando en herramientas que nos permitan mejorar la forma en la que vemos la trazabilidad de los ahorros que se generan desde la agricultura y que completan el ciclo de agua positivo de las empresas”, concluye Trad.(SoloRiego)

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